La Tercera Ley de Newton en la Empresa y en la Vida


“Todos hemos aprendido en el colegio la tercera ley de Newton, que nos ayuda a entender la física mecánica. Lo interesante de esta ley es que también nos puede ayudar a comprender la mecánica de la vida y la empresa”


La Tercera Ley de Newton, "para cada acción hay una reacción opuesta en igual fuerza y magnitud". En aquella época sólo aplicaba la Ley a ejercicios imaginarios para calcular las fuerzas resultantes. Más tarde comprendí que la aplicación de esta ley sobrepasa las fronteras de la física y está inmersa en la naturaleza de la vida misma. La Tercera Ley de Newton equivale, en la filosofía oriental, a la ley del Karma. Karma significa, en sánscrito, "acción", y la ley del Karma explica que para cada acción que tomamos en nuestra vida existe una reacción que nos afecta.

El karma es como el eco; no importa lo que gritemos. Si son palabras bonitas o groseras, la vida siempre nos devuelve lo mismo que gritamos. Cuentan que un discípulo caminaba por el bosque y se pinchó el pie con una espina; mientras, adolorido, trataba de sacársela, vio que vení­a una persona de mal vivir por el mismo sendero. Esta persona no sólo no se detuvo a ayudarlo, sino que encontró una moneda de oro en el mismo lugar en el que él se había pinchado. Muy molesto, el discípulo le comentó a su maestro: “¡No es justo! Yo soy una persona buena, me dedico a meditar y me pincho con una espina. En cambio, aquel es una persona de mal vivir que hace daño a mucha gente y se encuentra una moneda de oro”. El maestro respondió: “Discí­pulo, tal es la Ley del Karma. Tú deberí­as haber muerto en este camino asesinado por una banda de ladrones, pero por tus buenas acciones sólo te pinchaste el pie. Aquél deberí­a haber sido el rey de este territorio y tener montañas de oro, pero como se dedicó al mal vivir sólo encontró una moneda”.

En nuestra vida cosechamos lo que sembramos. Recibimos frutos o espinas de las decisiones que tomamos. No podemos impedir que el futuro nos depare dificultades, pero sí­ podemos decidir cómo reaccionar ante ellas. Si ante un problema reaccionamos con rabia, negatividad y hacemos daño a otros, tendremos dificultades y más negatividad. Si, en cambio, nos distanciamos y actuamos con positivismo y desapego, la reacción de la vida será igualmente positiva.

Lo mismo ocurre en la empresa. Por ejemplo, un vendedor que ofrece a su cliente un stock difícil de revender recibirá en el corto plazo una buena comisión por su venta, pero en el futuro perderá al cliente y a muchos otros por malas referencias. Su acción negativa será correspondida por otras que lo perjudicarán. Si usted maltrata a su personal, la reacción será un ambiente negativo y destructivo en la oficina que lo maltratará a usted y entorpecerá su progreso. Si actúa de forma poco ética en su empresa, dará el ejemplo para que los demás actúen de la misma forma con usted. Si usted habla a espaldas de otros, las personas le perderán la confianza y es probable que le paguen con la misma moneda.

Cuando visité la India, me llamó la atención que un taxista no insultara a quienes le cerraban el paso. Él me comentó: “Ellos me han cruzado y ésa es su responsabilidad; si yo los insulto me llenaré de negatividad y eso será mi responsabilidad: cuidar el karma en su cultura”. Lo difícil del karma es que los resultados de nuestras acciones y decisiones toman tiempo en materializase. Muchas veces esto hace que nos resulte difícil entender la verdadera causa de nuestros problemas y, en consecuencia, aprender de nuestros errores. La próxima vez que enfrente dificultades en la vida o en la empresa, no se diga a  mismo: “¡Qué mala suerte tengo!". Dígase: "Probablemente tuve la suerte de decidir mi propio destino y no decidí lo correcto".


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