Significado de Conflicto:

Combate, lucha, pelea. Apuro, situación desgraciada y de difí­cil salida. Problema cuestión, materia de discusión. Latí­n: rascar y sacar chispa.
Cuesta más energí­a ignorar las cosas que enfrentarlas para no ser afectados por ellas nunca más" Jack Schuarz
La sola mención de la palabra conflicto, puede generar en muchos de nosotros, un rechazo o una asociación que terminará en desacuerdo y desunión. Nos cuesta aceptar que afrontar un conflicto es mucho más favorecedor que escapar de éste.

Ya sea en el plano laboral, personal o social, son incontables las veces que estamos frente a un conflicto. Pero la pregunta es: ¿Nos atrevemos a resolverlo o salimos huyendo de esa situación? . En gran medida el hecho de rehuir ante este espinoso tema se debe a los hábitos acumulados a lo largo de nuestra vida, a la forma en que vimos de pequeños como los adultos que nos rodeaban enfrentaban sus propios conflictos. Tal vez nuestros padres los resolví­an de forma silenciosa, o simplemente los acumulaban para luego explosionar, o quizá tuvimos la suerte de tener padres muy maduros que conversaban.

De otro lado, hay una gran desconfianza en el hecho de resolver conflictos. Muchas veces dudamos de la efectividad que tendrán nuestras palabras frente a nuestro "opositor". No solemos sobrellevar este tema de forma constructiva, pues es muy raro que ante una fuerte cachetada a nuestro ego, pongamos la otra mejilla. Es más común que nos "remanguemos las camisas para mostrar los puños". En ese momento perdemos el equilibrio y nos alejamos de nosotros mismos. Perdemos nuestro centro y nos dejamos dominar por nuestra adrenalina o por nuestros impulsos, alejándonos de la razón y de nuestros valores.

Aunque es difí­cil asumir con madurez un conflicto, son justamente durante estas situaciones de crisis en las que reconocemos nuestras fortalezas o nuestras debilidades. "El que más te molesta es el que más te ayuda, porque te brinda la oportunidad de enfrentarte cara a cara contigo mismo". Por lo tanto, es en situaciones crí­ticas o lí­mites que evidenciamos quiénes somos, qué apreciamos, cómo queremos vivir y qué aprendemos de cada experiencia de la vida.

Mala Comunicación


De otro lado, no siempre asumimos la mejor actitud al enfrentar un conflicto. Decidimos hacer frente al problema, vamos decididos a tomar al toro por las astas; pero desde una posición de "ahora me van a escuchar. Yo expondré mi punto de vista claramente y asunto solucionado porque, además, yo tengo la razón". Lamentamos informarle, querido lector, que las cosas vistas desde un solo ángulo no traen muy buenos resultados. Estamos tan preocupados por decir lo que nos interesa, que no en tendemos lo que la otra persona quiere decir. "Pienso que, si te escucho, pierdo mi posición."


Es muy fácil reaccionar mal o alterarnos cuando nos damos cuenta de que nuestra opinión no converge con la de nuestro opositor. Así­ mismo, nos es difí­cil darnos cuenta de que nuestro opositor tiene razón y que serí­a mejor retroceder con respecto a nuestra postura para dar paso a una mejor visión del asunto en cuestión.


Y es que nos cuesta tanto dar nuestro brazo a torcer, que sólo conseguimos afianzarnos más en nuestra posición, desarrollando un ego que sólo sirve para aislarnos de los demás y para contribuir al crecimiento del conflicto generalmente por el silencio o los malentendidos.


Al final, lo único que logramos es incrementar el problema debido los aliados indeseados como una mala actitud o una mala comunicación.


Comunicación: La clave del éxito


Para lograr una comunicación efectiva durante un conflicto, lo primero que tenemos que recuperar es nuestro equilibrio, nuestro centro, para lo cual tenemos que estar convencidos de nuestro valor, de nuestra esencia y aceptar que de toda interacción con los demás podemos aprender algo. El siguiente paso es aceptar que nuestra visión está fragmentada, que somos sólo una pieza de ese gran rompecabezas que es la realidad. Para comprenderla, tenemos que ampliar nuestro ángulo de visión hasta mirar el territorio del "otro", tratar de acortar las distancias hasta crear un terreno común. Mientras más amplio sea el terreno donde ambos quepamos, mayor será el beneficio. La integración de ambos intereses es tal vez la estrategia más idealista que exista. No siempre se logra. Mucho dependerá de la capacidad que tengamos para comunicar nuestros sentimientos y razones en forma positiva. La comunicación se ha convertido en la verdadera clave del éxito en el manejo de conflictos. Mientras más aprendas a expresar tus sentimientos y tus ideas, mayor será la probabilidad de que te comprendan. Mientras más aprendas a construir a partir de lo que el otro dice, mayor será la probabilidad de que ambos se entiendan. Estamos acostumbrados a soportar diálogos cerrados y a hablar desconectadamente. Nos cuesta asegurarnos que el otro no haya entendido, porque nos preocupa más que nos entiendan que el entender a los demás.


"No son los eventos o la gente o las experiencias los que nos hacen sentir mal, son más bien nuestras actitudes y juicios acerca de ellos. La realidad es que no puedo hacer algo con respecto a lo que ha pasado, pero lo que sí­ puedo hacer está en relación a mis propios sentimientos y actitudes. Haciendo honor a mis sentimientos, ingresando a través de ellos y recordando que tuve varias posibilidades para actuar sobre ellos y que pude darle el tiempo que considere necesario." Diani Cirincione de "Creando Relaciones Positivas". Tenemos que crear espacios personales de reflexión para que, cuando la vida nos enfrente, estemos en paz con nosotros mismos y podamos aceptar a los demás.


Un grupo selecto de gerentes y representantes de las empresas más importantes del paí­s estuvo de acuerdo en responder que la comunicación, es la habilidad principal con la que debe contar el ejecutivo de hoy. El segundo lugar lo ocupó la empatí­a.


La comunicación


Esa extraordinaria capacidad de lograr el flujo de información decodificable entre emisor y receptor, es hoy por hoy reconocida como la herramienta base del entendimiento. Atributo común a todas las formas organizadas, la comunicación cobra en el ser humano ribetes de gran complejidad. El lenguaje articulado, producto de millones de años de evolución, constituye sólo una de las manifestaciones de este proceso. El hombre es un comunicador compulsivo. La revolución informática, el uso masivo de Internet, la ingenierí­a genética, la televisión y los radiotelescopios son, a fines del milenio, la más clara demostración del principio que establece que "quien maneja la información, maneja el sistema". Hoy, información y poder se hacen sinónimos. La empresa moderna no es ajena al fenómeno, pues se alimenta de información, y la gerencia de su adecuado procesamiento. La toma de decisiones, la interacción humana, la optimización de procesos, el manejo de mercados, son todos indicadores del flujo de información.


El liderazgo mismo tiene raí­ces profundas en la comunicación. Es lí­der quien con integridad y credibilidad presenta una visión y la comunica convocando, de forma que ese futuro diferente que ve, se transforma en el lugar común anhelado por muchos. "Quien maneja la información, maneja el sistema". Hagamos de la comunicación una herramienta de desarrollo. Comuniquemos para crecer: ¡empecemos ahora!


La empatí­a


¿Por qué la empatí­a es requerida para dirigir una empresa?
Una persona empática es aquella que puede entender a las personas con las cuales trabaja, interpreta y valora adecuadamente sus palabras y actos, tratando de entrar en su propio enfoque. Las personas que la rodean se sienten cómodas y seguras, sin temor a ser juzgadas o etiquetadas.


En referencia a lo anterior, planteamos el ejemplo del jefe de un departamento que no puede plantearse las cosas desde la perspectiva de sus empleados. Probablemente no consiga comprender sus necesidades y problemas, y de este modo el trabajo se ve obstaculizado y no se consiguen las metas trazadas. La empatí­a se construye sobre la base de la conciencia de uno mismo: cuanto más abiertos somos a nuestras propias emociones, más hábiles seremos para interpretar los sentimientos de los demás. Esta habilidad se refleja también en la relación que sostienen empresas y clientes. Frente a la competitividad actual, muchas compañí­as se esfuerzan por brindar servicios de calidad, pero lo que las diferencia es la capacidad de compenetrarse con el cliente y hacer "clic", pero sin que esto signifique una mera estrategia de ventas frí­a y calculadora sino más bien una habilidad personal que enriquece tanto a una como a otra parte. La empresa y el jefe deben tener conocimiento acertado y realista de su gente, de sus clientes, de su mercado y también de sus competidores, pues esto les dará una mejor comprensión para una dirección efectiva. La empatí­a es como la antena que percibe señales del medio y que es necesario desarrollar.


En este mundo de cambio constante, incierto pero retador, la gerencia del cambio es motor de desarrollo empresarial. ¿Debe cambiar la empresa? ¡Preservemos el status quo! Sigamos arrastrándonos ciegas y sumisas en el interior de nuestro mundo húmedo, cerrado y seguro. O tal vez, como Amitermes, emprendamos el reto de crecer, de ser más, de liderar, de asumir nuevas posibilidades, de aceptar y aprovechar el cambio.

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